Evenepoel, golpe a 50 km/h: desbanca a Romeo y distancia a Pogacar

Tenía “un plan perfecto”, dijo luego. “Siempre que salgo en una contrarreloj, es para ganar”, había dicho antes. Por algo es el campeón olímpico y mundial de la especialidad. Este miércoles, cumpliendo con su papel, consiguiendo una recompensa incluso mayor de la esperada, Remco Evenepoel ordenó la clasificación general del Critérium del Dauphiné. En la cuarta etapa de la prueba sa, voló a 50 km/h y paró el crono en 20:50 minutos. El tiempo suficiente para ser el nuevo líder, arrebatándole el amarillo a un Iván Romeo que partía con 1:17 minutos de margen y se dejó 1:25, y para ganar algo de margen sobre el resto de los favoritos antes de la montaña. El del Soudal, que sumó la victoria 1.000 en la historia de su equipo, le metió 21 segundos a Jonas Vingegaard (Visma) y 49 a Tadej Pogacar (UAE), lejos del rendimiento esperado, a casi medio minuto de su gran rival por el Tour. “Empieza” el Dauphiné. Asoma la Grande Boucle.

Tobias Foss, campeón del mundo de la especialidad en 2022, que salió el 28º, sirvió de explorador para los ‘gallos’. Pese a sentarse en la silla caliente con autoridad, con un crono de 22:00 minutos que mejoraba y mucho lo visto hasta entonces, no tardó en autodescartarse para la victoria. “Cuando hice el reconocimiento, me vi un muro delante, no nos los esperábamos tan duro. No me veo con opciones de ganar, para ser honesto. Hay un poco de viento de cara al principio (14 km/h), luego llega el repecho y, finalmente, hay que mantener la velocidad”, analizó, empapado por el sudor (casi 32 grados), sobre un recorrido de 17,4 kilómetros entre Charmes-sur-Rhône y Saint-Péray. Como explicaba, con una subida importante en la parte central (1,8 km al 8,5%) y muy pocas dificultades técnicas, casi siempre recto. Como vaticinaba, perfecto para que se ordenara el corral.

Rémi Cavagna (Groupama) levantó a Foss por dos segundos. Luego, con la llegada de los extraterrestres, los registros cambiaron de galaxia. Matteo Jorgenson (Visma) voló hasta los 21:28 minutos, ya con Evenepoel, Vingegaard y Pogacar en marcha, con todo lo que implica. Si el estadounidense había doblado la apuesta, el belga la triplicó, metiéndole medio minuto en el punto intermedio, a 7 kilómetros del final, una vez superado “el muro”. El vigente campeón olímpico y mundial ya no frenó. Tras superar el repecho, su diferencia respecto al del Visma sólo fue a más. Por detrás, en cambio, los números no salían. Ni a Vingegaard, exuberante y perjudicado por un problema mecánico (no pudo volver al plato grande tras la subida), ni a Pogacar, que terminó cuarto en el día, por detrás del belga, el danés y el estadounidense. Las montañas dirán si el rendimiento del vigente ganador del Tour se queda en anécdota o no. De momento, es relevante.

Un Pogacar “conservador”

“Creo que me equivoqué con el ritmo. Empecé la primera sección demasiado conservador y debería haber apretado un poco más. Pero está bien, para eso estamos aquí, para ponernos a punto antes del Tour y mejorar. Todavía quedan tres etapas importantes y tengo muchas ganas”, relativizó Pogacar, descartando cualquier posible enfermedad o molestia (cuando no es el mejor, es lo que uno tiende a pensar). “Mi objetivo era ir lo más rápido posible hasta la zona intermedia y, después, intentar mantener un ritmo constante hasta la meta. Creo que la ventaja que tuve fue que había mucho viento en contra antes y después de la subida, así que aproveché la potencia que puedo generar”, analizó, por su parte, Evenepoel, que sí bordó su estrategia.

El “plan perfecto” también pudo con Romeo, que lo luchó hasta el final. Después del mejor día de su vida, por el que había luchado durante 21 años, peleó cada segundo para seguir un día más en lo más alto. Como campeón del mundo sub-23 en contrarreloj, tenía motivos para creer en ello. Evenepoel, sin embargo, le despertó del sueño. Lo que queda por delante, con la misión inicial de apoyar a Enric Mas (se dejó 2:03 con el belga), ya no parece su guerra. La carretera dirá. Desde el viernes y hasta el domingo, los Alpes se apoderarán del Dauphiné, con mucha dureza y tres finales en alto. Antes, este jueves, la carrera permitirá un respiro con un día, previsiblemente, para fuga o esprint. La calma antes de la tormenta. En la batalla final, Remco partirá en cabeza, con Florian Lipowitz a cuatro segundos, Vingegaard a 16 y Pogacar a 38. Carlos Rodríguez (Ineos), como mejor español, lo hará a 1:39 del líder, que cambió el maillot arcoíris por el amarillo a 50 km/h.

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