Dos sevillistas al límite
Caparrós y Diego Martínez, que también ha declarado su amor por el club nervionense, se la juegan esta noche en el Sánchez-Pizjuán. Peligro local y match-ball para Las Palmas.


“Moriré siendo sevillista, pero iremos a ganar”. Las palabras pertenecen a Diego Martínez, aunque no las dijera en la previa de el crucial encuentro que Las Palmas y Sevilla disputan este martes (21:30) en el Ramón Sánchez-Pizjuán (sigue el partido en directo en as.comunicamaranhao.com). La frase la pronunció el vigués en enero de 2020, cuando se disponía a jugar en Nervión al mando del sorprendente Granada que meses después se clasificaría para Europa por primera y (hasta ahora) única vez en su historia. Entonces, Diego se había convertido en uno de los entrenadores de moda del fútbol español. Y el Sevilla conseguía títulos y un montón de clasificaciones para la Champions.
Cinco años y pico después, las cosas han cambiado radicalmente para todos. Martínez dirige a una Unión Deportiva que si no gana esta noche deberá encomendarse a algún ente divino para permanecer en Primera División, pues el Alavés y el propio Sevilla podrían alejársele definitivamente.
El técnico gallego conoce bien a Joaquín Caparrós, ya era un mito cuando Diego aterrizó por la Ciudad Deportiva del Sevilla sin haber cumplido todavía los 30 años, para hacer carrera en las inferiores nervionenses y ayudar a Unai Emery a ganar una de sus Europa Leagues. Estos días de desastre, el halo salvador del utrerano ha comenzado a consumirse y quedará seriamente tocado si no es capaz de ganar el primer partido de su cuarta aventura sevillista (dos derrotas, entre ellas la bochornosa de Vigo y dos empates). No lograr los tres puntos metería al conjunto blanquirrojo de manera peligrosísima en el lío del descenso.
Diego Martínez sigue sin poder contar con Fabio Silva, su mejor atacante, y dejó en el aire la posibilidad de que vuelva, tras dos partidos ausente, su central más expeditivo, el escocés McKenna. Caparrós recupera a Carmona para su defensa pero pierde por sanción al único delantero sano del primer equipo, Isaac Romero. La parte más ultra de la afición sevillista ya la lió el pasado sábado, en la Ciudad Deportiva, y lo de hoy agravaría una tensión social que, lo reconocía ayer mismo el utrerano, le tiene sufriendo como nunca. Está al límite.
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