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Rugby y valores en la Cañada Real: “Se habla de narcos, pero hay muchos niños”

PGR ONG, creada por Patricia García, y varias asociaciones promueven el deporte y un “espacio seguro” en el Sector 6 del asentamiento madrileño, en el que “se vulneran muchos derechos”.

Rugby y valores en la Cañada Real: “Se habla de narcos, pero hay muchos niños”
ANGELA PARAMO | DiarioAS
Albert Sancho
Nació en Alcanar (Tarragona) en 1998. Licenciado en Periodismo y Ciencia Política. En AS desde 2020, es redactor en Más Deporte. Con vocación polideportiva, ha cubierto presencialmente desde la Titan Desert a los Juegos Olímpicos de París. En 2023, fue premiado por su atención sobre la información paralímpica. En 2024, por la Federación de Remo.
Cañada Real (Madrid) Actualizado a

Mientras Ana Escobar y Patricia Bascuñán, educadoras, hablan con este periódico, varias niñas se lanzan cariñosamente a sus brazos. “¡Profe, profe!”, gritan para llamar su atención. “¡Mirad, mirad!”, insisten, con una pelota de rugby en sus manos. En el Sector 6 de la Cañada Real, el “más duro” dentro del asentamiento irregular más grande de Europa, donde la electricidad no llega, donde el inverno es muy frío y el verano aún más caluroso, porque también hay cortes de agua, donde las chabolas se amontonan a 20 minutos de la Gran Vía madrileña, donde los niños no tienen parques y crecen a centímetros del narcotráfico, no es un día normal. “Hoy, celebramos el trabajo que llevamos haciendo aquí desde hace casi medio año y el nacimiento del primer equipo femenino de rugby en la Cañada Real”, explica Patricia García, la primera mujer en hacer un saque inicial en unos Juegos Olímpicos y la mujer a la que todas esas niñas escuchan expectantes. Suena a esperanza.

Desde hace ocho años, García, retirada en 2022 con 384 internacionalidades, dirige PGR ONG, una organización sin ánimo de lucro que lleva el deporte, el suyo en especial, a los rincones a los que no suele llegar. Y que más lo necesitan. “Tratamos de utilizar el deporte y la cultura para transmitir valores, como forma de desarrollo personal e integración social. Trabajamos con niños y niñas en riesgo de exclusión, por la igualdad de género o con personas con discapacidad”, explica la exjugadora española. En los últimos meses, a través del proyecto Rugby & Values: Integración Cañada Real, el Sector 6 ha estado entre sus principales focos de trabajo. “Estos niños viven en un entorno en el que se vulneran varios derechos. Están incomunicados, con problemas de sanidad y expuestos a una zona de tráfico de drogas. Traer actividades sanas como el deporte es muy positivo para crear espacios más afables”, añade.

Rugby y valores en la Cañada Real: “Se habla de narcos, pero hay muchos niños”
Patricia García da indicaciones durante la jornada de rugby y valores en la Cañada Real. ANGELA PARAMO

Aya y Amina, primas de 8 años, “un poco nerviosas” antes de jugar su primer partido “oficial”, son dos de las niñas que viven esa realidad. “Nos lo pasamos muy bien y nos gusta mucho. Todas las semanas tenemos ganas de que lleguen los días de rugby”, dicen mientras siguen mostrando su afecto hacia Ana y Patricia, con las que llevan meses entrenando. Concretamente, los miércoles y los jueves. “Esta es la única alternativa deportiva que tienen, realmente. Las asociaciones que trabajan aquí les dan ocio y tiempo libre, pero somos las únicas que venimos a enseñarles un deporte como tal. Además, un deporte diferente. Con el fútbol, los niños no dejaban jugar a las chicas”, explican las educadoras, con mil ojos durante un día muy especial. En una jornada de celebración, porque el proyecto congrega a más de 50 niños y niñas semanalmente, otros dos equipos de Madrid, el Vallecas Rugby Unión y el Rugby Real Canoe, se acercaron a la Cañada para disputar un torneo amistoso. Con todos los jugadores mezclados. Sin distinciones.

La infancia en el Sector 6

“El deporte es una vía buenísima para evadirse de su realidad. De ser uno más. De ser todos iguales. Ofrece esas cosas y les gusta mucho. Necesitan iniciativas así”, reivindica Carlos, de la asociación El Fanal, colaboradora de PGR ONG junto a Cáritas, Cruz Roja, AEBIA o Barró. En su caso, empezó a trabajar en la Cañada Real en 2008. Tras distanciarse durante un tiempo, volvió en 2024. “La Cañada que yo conocí estaba mucho menos habitada. Con el boom de la inmigración, se generó un efecto llamada”, explica Carlos, que ahora trabajo con hermanos de los niños que tuvo en su primera etapa. Desde entonces, ha aumentado el número de menores que viven en la zona, con más de 7.000 habitantes. Según un estudio de la Universidad Carlos III, publicado el año pasado, la población infantil de la Cañada podría llegar en la actualidad al 40% en el Sector 6. En 2015, con datos censales, representaba el 29%; en el resto de la Comunidad de Madrid, representa el 18% de la población.

Rugby y valores en la Cañada Real: “Se habla de narcos, pero hay muchos niños”
El campo de fútbol del Sector 6 de la Cañada, con sus edificios al fondo. ANGELA PARAMO

Desde hace unos años, tienen autobuses escolares. “Antes, tenían muy difícil ir al colegio”, recuerda Carlos. “Cuando vuelven, nosotros abrimos la asociación de 16:30 a 19:30. Es un espacio en el que los chavales tienen una hora de ocio y una hora de refuerzo escolar”, explica sobre el día a día de un niño que crece en el Sector 6 de la Cañada, con cortes constantes de luz desde hace cinco años (el pasado enero, el Consejo de Europa condenó a España por ello al violar la Carta Social Europea) y el narcotráfico muy presente. “Mucha gente me dice: ‘Es que utilizaban la luz para las plantas de marihuana’. Y sí, pueden ser unas familias, pero aquí vive mucha gente y muchos menores. ¿Hay alguna excusa para dejar a un menor sin luz, sin agua caliente y sin que pueda estudiar? Esa es la realidad a la que se enfrentan. Se echa la culpa a los narcotraficantes, pero no es la manera”, reclama.

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El rugby les permite escapar de todo ello. “Derriba fronteras. Venir aquí por primera vez genera inquietud y te llama la atención lo que te encuentras, pero los niños son fantásticos”, dice Fernando Valdés, entrenador del Canoe. “El rugby, a mí, me cambió la vida: me desarrolló como persona, me dio habilidades de comunicación, me empoderó... Vi que era algo muy potente para llevarlo a muchas personas. Sobre todo, a aquellas en contextos mucho más difíciles que el mío”, defiende Patricia García, que juntó a más de 100 niños y niñas, sobre todo niñas, en una jornada para crear “un entorno seguro de infancia, de expresión y de libertad”. Se desarrolló en un campo de fútbol 7, financiado por la Fundación UEFA en 2016, que es “un pulmón” para los niños del Sector 6. “Entrelazando luchas y deconstruyendo prejuicios”, está pintado en sus paredes. En ese rincón, a escasos metros de esas casas sin luz ni agua, Aya y Amina pueden soñar. “¡Nos gustaría ser jugadoras de rugby! ¡Nos gustaría ir a unos Juegos Olímpicos!“, gritan. Como Patri.

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