Cómic
‘Los Cuatro Fantásticos de John Byrne’. Una vuelta a los orígenes del grupo más famoso de Marvel
En 1981, John Byrne, dibujante estrella de Marvel, se haría cargo de una de las colecciones más emblemáticas de la editorial.
Cuando en julio de 1981 John Byrne se hace cargo de la colección regular de Los Cuatro Fantásticos, no solo llega un dibujante estrella, desembarca un fan que siendo niño había crecido leyendo las historias sobre el grupo creadas por Stan Lee y Jack Kirby. En su imaginario tenía todas esas referencias clásicas y ese fue el faro que guio su trabajo durante los más de 61 números que estuvo al frente.
Byrne a primeros de los ochenta
Con la Edad de Oro ya muy lejos en el retrovisor, la Casa de las ideas se adentraba en la década de los ochenta dando síntomas de decadencia. Los viejos talentos de la compañía habían cedido paso a nuevos artistas que, en muchos casos, habían empobrecido las distintas colecciones.
Una honrada excepción eran los mutantes, que liderados por el tándem Claremont-Byrne se habían convertido en la gran sensación del momento. Trabajaron juntos en Uncanny X-Men desde 1977 hasta 1981, pero ese año sus caminos se separaron por diferencias creativas sobre el futuro mutante, atrás quedaban arcos emblemáticos como Días del Futuro Pasado o la Saga de Fénix Oscura.
Byrne quería más peso en la elaboración de las historias y en dar mayor protagonismo a Wolverine, así que cuando el Editor jefe de Marvel, Jim Shooter le ofreció la doble tarea de dibujar y guionizar Los Cuatro Fantásticos no lo dudó, era una apuesta complica porque el creador británico era un debutante en el mundo de la escritura. La colección atravesaba por un periodo gris con guiones de Doug Moench y un inexperto, pero prometedor Bill Sienkiewicz.
Retorno al pasado
Así que su primera misión era devolver a la colección la magia que tuvo antaño: fue pionera en expandir el universo Marvel más allá de la Tierra y este sería uno de los ejes de los nuevos 4F. Su segundo objetivo sería recuperar las esencias de los personajes principales: Ben Grimm volvería a ser el gruñón de siempre, Johny Storm rejuvenecería 10 años y Reed Richards se presentaría como el delgado e introspectivo científico original. Para Sue Storm, la chica invisible, cambiaría ese viaje al pasado por uno al futuro, donde la mujer pasaba de simple compañera a tener un papel primordial en las historias.
Byrne no solo era un amante de los cómics, también era un fan de las series de ciencia ficción, en especial de Star Trek, y de los viajes temporales. Así que estos dos ingredientes se añadieron a su particular marmita, el grupo volvería a enfrentarse a seres que poblaban un universo lleno de aventuras y peligro: Galactus, Edo (el planeta viviente) … y, por supuesto, volvía a colocar en el centro de todo a un viejo enemigo: el Doctor Muerte.
La aproximación de Byrne fue bastante rompedora, ya que no los presentaba como seres absolutamente malvados, Galactus era una entidad más del universo cuya naturaleza le avocaba a la destrucción e incluso el propio Dr. Victor von Doom era considerado como un líder bueno para su pueblo.
Dibujo
Byrne fue un fiel devoto de dos de los más grandes maestros del medio: Jack Kirby y Neal Adams, por eso su estilo toma prestados elementos de ambos a los que añade su particular visión. La influencia del primero se nota en las escenas de acción y en la utilización de sombras muy negras para crear volumen. Del segundo se aprecia un cuidado especial en la construcción anatómica de los personajes.
Byrne emplea líneas finas y con el paso del tiempo y debido al exceso de trabajo tiende a descuidar los fondos, un déficit que en estos números de los 4F no se aprecia aún. Su relación con entintadores y rotulistas no fue muy buena, por lo que terminó entintando sus propios trabajos y aplicando el color directamente sobre el original.
Emplea estructuras muy sencillas, con algunas splash-pages en las que da rienda a su talento. Esta uniformidad en la arquitectura deja que el cambio en el ritmo narrativo recaiga en el uso de diferentes perspectivas en sus viñetas, eligiendo siempre ángulos que potencian el dramatismo de la historia.
Conclusión
La llegada de John Byrne a Los Cuatro Fantásticos supuso una revitalización de una colección que iba a la deriva. Su plan de rescate se basó en una vuelta al espíritu aventurero de Jack Kirby, una mayor profundización de los personajes y la recuperación de villanos clásicos como Galactus o Doom. Su éxito como guionista y dibujante abrió la puerta a nueva forma de trabajo y facilitaría la aparición de talentos como Frank Miller, Mike Mignola, Mike Grell, Rob Liefeld, Howard Chaykin o Todd McFarlane.
Ficha
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