Una nota alta y un debate a la vista
Dos selecciones fatigadas se enfrentaron en la final de la Nations League. Apenas 72 horas después de superar a Francia, España se midió con Portugal.
Dos selecciones fatigadas se enfrentaron en la final de la Liga de las Naciones. Apenas 72 horas después de superar a Francia en un partido desbordante de goles, nueve nada menos, España se midió con Portugal, probablemente las dos mejores selecciones de Europa en este momento, junto a la creciente Holanda de los últimos meses. Abundaban los dos equipos en excelentes jugadores, pero la mayoría acusó el desgaste de la temporada. Lamine Yamal, Vitinha, Joao Neves, Pedri... venían de una temporada sofocante por el número de partidos y una exigencia brutal. Solo un futbolista se sintió inmune a los rigores del calendario. Nuno Mendes jugó desatado, como si estuviera en el cénit de la temporada.
La prórroga alargó el sufrimiento físico de los equipos, que se emplearon con la máxima honestidad y el mínimo de gasolina. Ganó Portugal en la tanda de penaltis y cerró el ciclo de éxitos de las selecciones españolas, vencedora el pasado año de la Liga de las Naciones, Eurocopa y los Juegos Olímpicos. Baena terminó la temporada anterior a mediados de agosto, justo cuando comenzó la Liga. En la final contra Portugal, Baena seguía pedaleando. El fútbol exprime a los jugadores y extrae golosas rentas para las organizaciones que lo explotan.
La final de Múnich permitió observar el paisaje general de la selección un año después de su fenomenal éxito en la Eurocopa. El balance es más que positivo. El equipo ha mantenido las constantes que le convirtieron en la envidia europea, no siempre en las mejores circunstancias. Las tempranas y graves lesiones de Rodri y Carvajal le privaron de dos de los mejores especialistas del mundo en sus respectivas posiciones (el centrocampista del Manchester City fue elegido Balón de Oro y el lateral del Real Madrid ocupó la cuarta posición en las votaciones), además de perder una gran porción de experiencias.
Sus posiciones se han cubierto con distinta fortuna. Zubimendi se ha confirmado como un mediocentro de altas garantías, pero el puesto de lateral derecho sigue en el aire. Se lo reparten Porro y Mingueza. Los dos sufrieron en los dos últimos partidos de la Liga de las Naciones. Un año después, a la selección había que medirla por los que seguían y por los que ya no están, o eso parece.
Laporte no ha figurado en las últimas convocatorias, después de su gran rendimiento en la Eurocopa, una baja significativa que ha significado la irrupción de Huijsen. Le bastaron sus dos primeros partidos en la selección (los dos contra Holanda, su país de nacimiento) para erigirse en el objetivo inmediato del Real Madrid. Jugador de gran clase, pertenece a esa generación de jóvenes que no se siente intimidado por las tempranas responsabilidades. Es una delicia con la pelota en los pies. Le toca ofrecer las mismas garantías sin ella. En cualquier caso, Huijsen es una gran noticia para el equipo nacional.
El fútbol propone numerosas veces problemas de abundancia. Es evidente que Pedri figura entre los mejores centrocampistas del mundo. Ha completado una temporada sensacional. Sin él, no se entendería el éxito del Barça, como no se comprendería el del PSG sin Vitinha. Pedri no cumple en la selección el mismo rol que en su equipo y se le ve más incómodo. Contra Francia, revirtió muy pronto su papel con Merino y el trasvase funcionó inmediatamente. Frente a Portugal, jugó Fabián y Pedri mantuvo su posición hasta que fue sustituido. Sería ridículo transformar una bendición (Pedri) en un problema o apunte de conflicto, pero el fútbol, como dijo aquél, es así.
Un año después, Morata tiene peso en el vestuario, pero lo ha perdido en el campo. Puso en duda su regreso a la selección en septiembre. Sin Ferran, todavía sin recuperarse de la operación de apendicitis que sufrió hace tres semanas, Oyarzabal sale muy reforzado, aunque no sea el delantero centro típico. Quizá por atípico y porque es extremadamente astuto, Oyarzabal generó enormes problemas a las defensas de Francia y Portugal.
Por fuera, Nico Williams y Lamine Yamal no sólo se han consolidado. Son trascendentales, pero humanos. Lamine dio señales de agotamiento contra Portugal, magnificadas por el apabullante despliegue de Nuno Mendes, su implacable marcador.
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