Isaac Pitbull Cruz pretende una revancha con Rolly Romero
Cruz busca consolidarse con la revancha ante Fierro y abrirse paso hacia rivales de elite


El boxeo está lleno de hombres que avanzan con el rostro ensangrentado, pero con la fe por el triunfo de manera intacta. Isaac Pitbull Cruz es uno de ellos. No le ha sido fácil. No viene de apellidos ilustres ni de la escuela de campeones por herencia. Viene de un barrio bravo de la Ciudad de México, del ruido de una caótica metrópoli lationamericana, de un gimnasio sin espejos donde aprendió a esquivar la vida como los golpes dentro del encordado.
El próximo 19 de julio, Cruz volverá a pelear. Lo hará contra el tijuanense Ángel Fierro, en una revancha pactada dentro de la cartelera que marcará el regreso de Manny Pacquiao al boxeo. No será un combate cualquiera. Para Cruz, no hay tales. Cada pelea es un rescate. Un intento por recuperar el sitio que ocupó hace apenas un año, cuando destrozó al entonces campeón Rolly Romero y se subió, aunque brevemente, a los escalones más altos del boxeo profesional.
Pero el boxeo, como la fama, tiene mala memoria. Hoy, Cruz vuelve a perseguir los grandes escenarios. Y lo hará con la misma rabia que lo ha llevado a convertir sus tropiezos en catapultas.
July 19th is stacking up to be an INSANE fight day 🔥
— Source of Boxing (@Sourceofboxing) June 1, 2025
▫️ Manny Pacquiao vs Mario Barrios
▫️ Oleksandr Usyk vs Daniel Dubois 2
▫️ Sebastian Fundora vs Tim Tszyu 2
▫️ Pitbull Cruz vs Angel Fierro 2
▫️ Bam Rodriguez vs Phumelela Cafu
▫️ Dustin Poirier vs Max Holloway 3 pic.twitter.com/QQIfpRKadD
Un nuevo comienzo
A sus 27 años, Isaac Cruz ha vivido lo suficiente como para entender que en este deporte el lugar de honor no se alquila: se pelea cada noche. Después de su contundente victoria sobre Romero en marzo de 2024, cuando le arrebató el título superligero de la AMB con una tormenta de golpes, parecía que el Pitbull estaba por fin instalado en la élite. Pero una derrota polémica y dividida ante José Rayo Valenzuela lo regresó al peldaño donde el mérito necesita volver a gritar.
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“Me dolió, pero me sirvió”, diría después. Lo suyo no es excusarse. Lo suyo es volver.
En febrero pasado, Cruz enfrentó a Ángel Fierro y lo venció en una pelea dura, donde si bien fue mejor, no logró borrar del todo las dudas. Por eso la revancha, y por eso la urgencia. El combate de julio no es sólo un reencuentro con Fierro: es una rendición de cuentas con su destino.
“Quiero volver a lo más alto. Y para eso necesito lucir, no solo ganar”, dijo esta semana en entrevista con Fight Hub TV.
En la mira: Rolly Romero
Pero el Pitbull mira más allá del ring de julio. Observa de reojo a Rolando Rolly Romero, su víctima más famosa. El mismo al que noqueó con severidad, y que parecía no volvería a figurar. Hasta que la narrativa cambió.
Romero volvió a escena con estruendo hace poco más de un mes, cuando venció a Ryan García en una función espectacular montada en Times Square. Lo hizo sin estridencias, sin sus clásicos alardes. “Me quedé impactado”, dijo Cruz. “No estaba hablando como siempre. Me alegra que se haya recuperado de la paliza que le dimos”.
Pero también le dejó un mensaje en voz alta:
“Si quiere la revancha, estoy más que listo”.
Y es que, en la lógica del espectáculo, una segunda pelea con Romero, ahora revitalizado y con nuevos fans, podría significar para Cruz una catapulta económica, mediática y simbólica. Si lo derrota otra vez, ya no será un mexicano de poderosas combinaciones que se impone por hambre, sino un nombre que obliga a pensar en títulos mundiales serios y en cartelera estelar.
Rolly Romero’s last world title fight..
— BoxingEnthusiast (@BoxingEnth) May 2, 2025
Pitbull Cruz dog walked Rolly and beat him up, forcing the referee to stop the fight in round 8 💥😳#RomeroPitbull | #GarciaRomero pic.twitter.com/h32xYXT7T3
Cruz no mide el éxito en cinturones, sino en lo que tuvo que dejar para llegar hasta ahí. Creció sin abundancias. A los 7 años se subía a la peleaba con chicos mayores para ganarse el respeto. A los 13 dejó la escuela. A los 18 ya tenía cicatrices. A los 20, tres derrotas tempranas y una carrera que para muchos estaba acabada.
Pero hay boxeadores a los que el dolor les sienta bien. Cruz ha hecho de su cuerpo un instrumento de presión. De su carácter, un estilo. Tiene potencia, sí. Pero también paciencia. Contra Gervonta Davis, en 2021, perdió con la frente en alto. Nadie lo derribó. Desde entonces, ha crecido en técnica sin perder lo que lo distingue: la voluntad de avanzar, aunque el camino sea en subida.
El MGM Grand de Las Vegas será escenario de múltiples relatos ese día: el regreso nostálgico de Pacquiao, el intento de redención de Fierro y el deseo de Cruz por imponer jerarquía.
Para el Pitbull, el plan es claro. No basta con ganar. Tiene que impresionar. La pelea necesita terminar con una señal inequívoca: que está de vuelta, y con hambre para buscar el combate con Romero.
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